domingo, 17 de diciembre de 2017


LA ENSEÑANZA
DE LOS AMIGOS

Por David Aréchiga Landeros*

  Nuestros amigos mayores, enseñaron a jugar tradicionales canicas,

balero, también el trompo, los principios del béisbol y del juego del

futbol, fueron nuestros compañeros en esta etapa inicial de la niñez

inocente, blanca y muy transparente, en la etapa de la vida que nos

empieza a formar, como hombres del futuro, con sentimientos unidos

que nos dan fuerza y valor.

Juego de canicas


  Nuestros amigos mayores, durante escuela primaria, secundaria y
superior, apoyaron en tareas, fomentaron nuestros sueños hacia una
vida mejor, reforzando las acciones y también las ilusiones de una
firme vocación.
  En la juventud lejana, acompañan nuestros pasos en edad de

diversión, en los paseos y los bailes, contacto con bellas chicas,

juventud y diversión, ensayo de relaciones que terminan

en familia, la base social que rige permanente procreación

que hace girar al mundo  en eterna dimensión.

Juego de balero
En época de trabajo, nuestros amigos mayores fueron
muy buenos maestros al aprender el oficio, con entusiasmo
y tesón, orientando nuestras vidas con sentido emprendedor,
siempre en búsqueda de ascenso e intento de perfección.

Jugando al trompo

  Buenos amigos, hermanos; unos, ferrocarrileros, cronistas,
periodistas, maestros y los abogados, amigos muy estimados que nos han acompañado en profesional labor, en busca de la justicia como elemento mayor para poder provocar la paz en la población, con la mejor
convivencia, un mundo justo y mejor, un mundo equilibrado,
más igual y solidario, más humano, superior.


La convivencia juvenil

  Nuestros amigos mayores, en aquella edad madura, compañeros de
aventura, siguen siendo nuestros guías, buen ejemplo y corazón, dando razón a la vida, cuando caminamos juntos, gozando cada ocasión, arreglando nuestro mundo con verdad y con pasión, bajo efectos del café, del diálogo y la pasión.

Muchos antiguos amigos se han ido por el camino que no tiene
regresión, y han dejado un vacío que duele en el corazón, pues se va
parte del alma que no entiende de razón y cuesta mucho trabajo hablar de resignación. Nos dejan mucha tristeza, pero los ricos recuerdos que los mantiene muy vivos en nuestra imaginación, sin olvidarnos jamás de
esos muchos buenos ratos, vividos intensamente, con
afecto permanente, que nos llena de emoción.

Convivencia en todas las edades


  Cuando se nos va un amigo, tenemos alguna opción.
Podemos llorar por el hecho o sonreír recordando que los hemos conocido, que pasamos buenos ratos que recordamos por siempre, con sincera convicción. Podemos

cerrar los ojos y rogar para que vuelva, o bien podemos abrirlos
para ver todo lo bueno que ellos nos han dejado y recordarlos
mejor.

Al centro con pipa, el escritor y periodista español Ramón Gómez de la Serna en el Café Pombo en 1932 con sus amigos también poetas y literatos, en una tertulia literaria.

Podemos sentir vacío por su desaparición o bien sentirnos muy
plenos por lo bueno que dejó, huella que dejó en nosotros que
en amistad se fundió, en recuerdos muy queridos, la amistad
que nos brindó.



  Los amigos en la vida nos enseñan con su ejemplo el valor de la
amistad, el afecto, la lealtad, como una fina emoción, y no se puede
evitar que con su triste partida se nos parta el corazón, y el
consuelo se sostiene en un recuerdo que queda, imágenes permanentes que lo mantienen muy vivos en nuestra imaginación.



Los amigos nos enseñan hasta
en la propia partida, en su triste
devenir, pues nos enseñan, muy sabios, su valor y su entereza en su afán de convivir, nos enseñan plenamente su calidad de
existir, y al último nos enseñan como aprender a morir, con dignidad y decoro, satisfechos
de vivir.


Un gran final feliz.
          Nuestros amigos queridos, que a pesar de que se han ido,
siguen dentro de nosotros, mientras seguimos sus pasos,
en un gran final feliz.












dalan16@hotgmail.com  *Doctor en Ciencias.

Universidad de Guadalajara.






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Mtro. Jesús Pérez Loza


Jefe de Redacción
Felipe Hernández Sandoval














Guadalajara, Jalisco, México, domingo 17 de diciembre de 2017.

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