LA PEREZA EN EL AMOR
Por David Aréchiga
Landeros*
A estas alturas de la vida, cercana a los
ochenta años de edad, vuelvo a los recuerdos del pasado y me veo de niño,
cuando las compañeritas se me acercaban durante los juegos inocentes y yo
simplemente me dejaba querer bajo el amparo de sus sonrisas tiernas,
acompañadas de cantos y bailes infantiles de la época. Confieso que me
sentía cómodo.
Volteaba a mi alrededor y veía alguna
otra niña que me gustaba más que las que me acompañaban, pero yo optaba por las
amiguitas que tenía a la mano, las que se habían acercado a mí sin yo llamarlas
ni buscarlas. No sé hasta dónde influiría en mi carácter mi abuela, cuando
decía: -"Más vale pajarita en mano que ver un ciento volar".
Pasaron los años y lo mismo ocurrió en mis etapas de adolescencia y primera juventud, cuando disfruté de mi jardín lleno de flores y de poesía, al que algunas chicas se acercaban como hermosas chuparosas, sin que yo las llamara y sedujera con tácticas románticas propias de los cazadores de mariposas.
Pajaritos |
Había otras colibríes en el jardín vecino
que me gustaban más que las queme rodeaban, pero yo me conformaba con las que
tenía cercanas, que habían venido a mí sin ser convocadas. Seguí sintiéndome
cómodo y seguro. No sé hasta dónde continué influido por los dichos de la
abuela que decía: -"Más seguro, más marrao".
Sacando cuentas de todo lo anterior, pienso que me ahorré mucho dinero, pues de
esa manera no tuve que comprar flores para regalo, perfumes, joyas y mariachis
en serenatas, amén del tiempo que también es dinero, al no andar siguiéndolas y
mendingando amores por esas calles de Dios y María Santísima.
Pedro Infante, Rosita Arenas y Luis Agiular |
Con esa conducta, evité también la
vergüenza de no ser correspondido y andar causando lástima borracho en las cantinas y en las calles, cantando a
lo baboso: "Me abandonaste mujer porque soy muy pobre..... ¿Qué te ha dado
esa mujer?.... Y quién es él, en qué lugar se enamoró de ti.... No me vuelvo a
enamorar... Que la chancla que yo tiro
no la vuelvo a levantar, y muchas otras bobadas como esas.
A veces entro en profunda reflexión, me
sincero, y pienso también que mi ego es tan grande que nunca quise arriesgarme
a verlo herido y fui conformista al preferir convivir con las benditas mujeres
que se acercaron a mi vida con buena fe y simplemente me dejé llevar por amores
fugaces, mágicos, soñadores y divinos, que cumplieron fielmente la función de
las experiencias exquisitas, sin más compromiso que buscar la felicidad del
momento y el placer mutuo de conocernos, tratarnos y olvidarnos.
Amor juvenil |
Ignoro hasta dónde influyeron los dichos
de mi abuela después de leerme el catecismo, cuando decía: "A la mujer, ni
todo el amor ni todo el dinero", "No cambies camino real por
vereda", "A la mujer nomás le dices: -Te quiero, y ya quiere casa
aparte", o "A veces es mejor solo que mal acompañado".
Pero toda norma tiene una excepción y
llegó un buen día en que conocí a una mujer, la miré por varios minutos y
al no acercarse a mí, rompí la regla, me acerqué a ella, y al
observarla detenidamente, supe que yo la acompañaría por toda la vida. Fue mi
novia durante cinco años, nos casamos y hemos vivido por más de medio
siglo juntos, acompañados de cuatro
hijos, cinco nietos y una bisnieta, hasta ahora.
Noviazgo de 5 años y boda |
No
sé hasta dónde influyó en mí, una copla que acostumbraba cantar mi abuela y que
decía: -"El que tenga un amor, que lo cuide, que lo cuide, la salud y la
platita que no la tire, que no la tire...".
Resumo:
Y así fue como aquella pereza temprana del amor,
se
convirtió en un sentimiento activo y bello, como una flor.
dalan16@hotmail.com
*Doctor en Ciencias.
Universidad
de Guadalajara.