domingo, 24 de diciembre de 2017

La inocencia infantil le da más fantasía y felicidad al festejo decembrino

Niños con regalos navideños









LOS NIÑOS Y LA NAVIDAD

                         Por David Aréchiga Landeros*


En este diciembre vivimos de nuevo la tradición del
Niño Dios, una Navidad más que nos trae al mismo tiempo recuerdos felices de nuestra
niñez y nostalgia por la ausencia de seres queridos 
que se nos han ido.


Nacimiento del Niño Jesús en el pesebre de Belén.

Experimentamos una sensación de sentimientos y pensamientos que

mezclados nos conducen a un punto medio

entre la frontera de la

alegría y la tristeza que encuentra punto de referencia
el nacimiento de Jesús y con su muerte irremediable.

Familia celebrando la Navidad.



La alegría aparece  cuando estamos

rodeados de familia, nuestros

hijos, nietos y bisnietos, en los que nos vemos reflejados. La inocencia de los niños que ilusionados piden regalos al Niño Dios,
admiran el nacimiento o el árbol de Navidad y
escriben cartitas ambiciosas donde piden tal
cantidad de regalos como para establecer un
negocio formal de tienda de juguetes.



Árbol y regalos de Navidad.
 Tristeza, cuando escuchamos la voz de aquel niño que el pasado diciembre no recibió juguetes en Navidad:

  "-No llegó el Niño Dios este año ¡Caray Mamacita! Le dejé
mis zapatos anoche
junto a la maceta

de la Bugambilia,
y me acosté
pidiéndole solo dos cositas: Un camión cargado 
con pólvora pa´ que echara chispas, y un
par de zapatos, porque ya los míos no tienen
tacones, ni suelas, ni cintas.

  "Me he pasado la noche soñando cosas tan
bonitas: Que el niño Dios bajaba del cielo, 
con su comitiva, con su cargamento y que me
traía montones de cosas muy finas, unos
chocolates de tan dulce almíbar, un
par de zapatos, un traje de charro y una caja 
llenita de soldados de
plomo con su artillería.


Soldaditos de plomo.
"Pero me levanto muy de mañanita y adiós
ilusiones, y adiós fantasías. En cambio al
muchacho que vive ahí enfrente, en la casa
grande, el que tiene coche y que no necesita
de juguetes nuevos, el Niño Dios le trajo
sus buenos regalos.


  "Y me da coraje y lloro de envidia, porque
poco a poco me voy dando
cuenta, que también arriba, hacen injusticias."

  Esta es la contradicción que nos causa tristeza
todos los diciembre
de cada año, el contemplar una sociedad tan
dispareja e injusta que
al parecer se desarrolla al margen de doctrinas
religiosas y
políticas que suponen el bien común y la
justicia social, pero que no

logran permear para mejorar la realidad
en que vivimos.

  Una sociedad injusta de la que todos formamos
parte y en la que cada
uno de nosotros tenemos el grado de
responsabilidad que nos
corresponde y que debemos asumir con
entereza para mejorar la realidad
injusta en que vivimos.

Igualdad y justicia en sociedad

  Ese pudiera ser uno de nuestros mejores deseos
para esta Navidad para hacerlo realidad.

          

dalan16@hotmail.com  *Doctor en Ciencias.
Universidad de Guadalajara.






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miércoles 24 de diciembre de 2017.