viernes, 19 de abril de 2019

Viernes Santo


LA MUERTE DE JESUS


Por David Aréchiga Landeros*


         Se lo llevaron a rastras rumbo a la calle 14 entre fiscales corruptos y ante justicia maldita, le dieron "calentadita", sin faltar tehuacanazos y los severos golpazos, toques en las partes nobles, amenazas y mentadas, entre Herodes y Pilatos.
Poncio Pilatos y Jesús


         Y después se lo llevaron a la Ciudad Judicial, allá por el periférico, incendio primaveral, y entre fiscales y jueces, buen juicio se pudo armar para cubrir apariencias y a Jesús poder matar, por gravísimo delito de que siempre supo amar, por defender a los pobres y a los enfermos sanar, por reproducir los peces, por reproducir el pan, por defender a mujeres que pretenden lapidar.

Herodes


         Ante tanta corrupción de los fiscales y jueces, procedieron sentenciar que Jesús moriría en la cruz, y había que crucificar a aquel hombre generoso que quería la libertad de su pueblo dominado por un imperio rapaz, que los tenía como esclavos sin esperanza ni paz.

         Y así se dictó sentencia para condenar a muerte a Jesús, hombre capaz, por delito imperdonable de amar a la humanidad y luchar contra un imperio que la vino a esclavizar, y la orden judicial se dictó determinante: -"A Jesús hay que matar colgado de una cruz, allá en el Cerro del Cuatro se habrá de crucificar".

         Comenzó el peregrinar de aquel hombre torturado cargando pesada cruz, golpeándolo a latigazos, sin compasión ni piedad. La gente pobre lloraba y lo quiso acompañar ante tamaña injusticia que no podía asimilar.

         Y Jesús cargó la cruz en sufrido caminar, ambiente contaminado agrava la situación, pues desde hace una semana los incendios proliferan, no se pueden apagar y el cielo se ve nublado, la tristeza nos embarga en este viernes de muerte, con un hombre que agoniza por el delito de amar

Jesús cargando la cruz


         Una madre dolorosa no se puede consolar al ver sufriendo a su hijo en cansado caminar, llevando pesada cruz que no soporta cargar, mientras fariseos castigan, sin compasión ni piedad y Jesús sufre caídas, en tortura sin final.

         Terminó la procesión allá en el Cerro del Cuatro donde a Jesús matarán y lo instalan en la cruz con clavos en pies y manos, para desangrar su cuerpo que muy castigado está.

         Ya con la cruz elevada y Jesús crucificado alguien le entierra una lanza en parte de su costado y se agrava el desangrado de aquel cuerpo tan golpeado.


Jesús crucificado


         Y así terminó la vida de Jesús crucificado, aquel que ayudó y curó principalmente a los pobres, hombre bueno, hombre noble, dio de comer al hambriento y ofreció agua al sediento y quiso llevar justicia, libertad y mucho aliento a su pueblo esclavizado por endemoniado imperio.

         A punto ya de morir tuvo la delicadeza de perdonar a asesinos que acabaron con su vida, por no saber lo que hacían, lo que denota nobleza y por eso no se olvida.

         Y así, siempre recordamos, en cada fiel primavera, como un renacer constante de este planeta tierra, como una esperanza cierta que nos permite vivir sin felicidad completa, con los imperios modernos que esclavizan nuestro mundo, recordando al fiel Jesús como la señal eterna.

         Ese imperio sigue firme, nomás mirando hacia el norte, ese que nos ha robado nuestras tierras y riquezas provocando la tristeza y ya no hay quien lo soporte, ante tamaña bajeza.

         Con este nuevo gobierno que acabamos de estrenar, la esperanza ha renacido con promesas pertinentes que esperamos alcanzar, apoyando a los más pobres que muy urgidos están y acabando corrupción aplicando la justicia, resultados se verán.

         Celebremos estas fechas con devoción y recato, con respeto hacia Jesús, celebrando su recuerdo en nuestro Cerro del Cuatro.




*Doctor en Ciencias. Universidad de Guadalajara.



 


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Guadalajara, Jalisco, México, viernes

19 de abril de 2019.