TRUMP
PODRÍA DESATAR UNA INMINENTE GUERRA COMERCIAL
Por Claudia Luna Palencia
Economista especializada
en periodismo económico y análisis geoeconómico
No es una buena noticia para la aldea
global, no lo es ni en términos económicos ni diplomáticos, mucho menos
favorece el entendimiento natural de las relaciones internacionales basadas en
el principio del quid pro quo. A estas alturas, una guerra comercial, enturbia
y empantana toda posibilidad de equilibrio derivada del consenso más que del
disenso.
En realidad, el presidente Donald
Trump, pretende retroceder a Estados Unidos y al comercio global al
siglo XIX con su idea de imponer “por un largo plazo” nuevos aranceles al acero
(del 25%) y al aluminio (10%).
El carbón, el acero y el petróleo son
tres insumos que, en la civilización contemporánea, han sido utilizados de manera maniquea por
gobiernos y productores (holdings o
lobbies) en aras de obtener protección
gubernamental… contra la competencia foránea.
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Donald Trump |
Cuando Gran Bretaña se convirtió en la
primera potencia industrial también recurrió a la autoprotección convencida que
de esa forma mantendría no nada más su hegemonía sino también el control de sus
colonias a fin de garantizarse el mercado interno.
En “Las inversiones extranjeras y la
transferencia de tecnología entre Europa y América Latina” elaborado por la
Universidad de Barcelona, el texto
recuerda que: “Hacia 1850 la producción industrial de Gran Bretaña ocupaba, sin
lugar a dudas, un puesto de preponderancia a nivel mundial. En la industria
textil Gran Bretaña logró mantener durante las siguientes décadas su posición
de liderazgo a nivel internacional; en la siderurgia, al contrario, los británicos
pronto se vieron relegados a un segundo plano por el progreso tecnológico de
Estados Unidos y Alemania. Ambas naciones superaron a partir de los años 1880 a
Gran Bretaña en la producción de acero y hierro”.
Ahora bien, en cuanto a precedentes
cercanos de proteccionismo comercial que derivaron en tensiones en las
relaciones internacionales, a raíz de la Gran Depresión de 1929 en EU se
tomaron decisiones para cuidar su mercado interno.
Los senadores republicanos Reed
Smoot y Willis C. Hawley propusieron la conocida Ley de Aranceles
aprobada el 17 de junio de 1930 (en inglés Tariff Act of 1930) que impuso una
serie de aranceles ad valorem a más de 20 mil productos importados
Se trató de una decisión unilateral de
gran calado que desde luego fue igualmente contrarrestada por Europa casi en la
misma proporción, provocando la cerrazón
en las economías europeas, un feroz rechazo a lo comprado en el extranjero en
aras de un nacionalismo recalcitrante que apostaba por el fortalecimiento de la
industria nacional con la baza de crear cadenas de millones de trabajadores y
luchar así contra la desazón del desempleo.
De acuerdo con el Departamento de
Estado de la Unión Americana entre 1929
y 1934, el comercio mundial redujo 66%, en buena medida las exportaciones estadunidenses
cayeron de 1 mil 334 millones de dólares a 784 millones de dólares en 1932.
En esta fase, el discurso de líderes
como Adolph
Hitler, encontró enorme calado en la defensa de los intereses
patrióticos que tenían en las grandes productoras de carbón, hierro y otros
minerales el basamento de la industria local. Así empezó a cocinarse el
ambiente de preguerra que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial.
El 23 de agosto de 1939, Alemania e
Italia signaron el Pacto de Acero, un acuerdo en el que ambas naciones
acordaban defenderse mutuamente en caso de guerra, no llegar a agredirse, mantener una esfera compartida y mutua de
poder económico y comercial y de ser necesario de soporte de la industria
militar. Marcó el inicio del ajedrez belicista Nazi, con Polonia como su primer
casillero.
En ese entonces no existía el Acuerdo
General sobre Aranceles y Comercio (GATT por sus siglas en inglés) que empezó a
funcionar en 1947 ni mucho menos operaba la Organización Mundial del Comercio
(OMC) una evolución natural del GATT que supuso en 1995 uno de los más
relevantes entendimientos multilaterales.
A la época contemporánea del siglo XXI
se arriba dejando un pasado reciente de dos terribles guerras mundiales y una
tirante, tensa y divisionista Guerra Fría.
En la actualidad, las relaciones
internacionales están más vertebradas y medularmente interconectadas que nunca antes, por eso quizá resulta tan
chocante el comportamiento político del presidente Trump; quiere jugar a ser Keynes con variables y
escenarios económicos que nada corresponden con hace cien años, pretende
además, culpar al mundo entero por los déficits que arrastra su país como
si éstos no fuesen resultado de las políticas imperialistas y
supremacistas de los últimos cincuenta años
El mundo económico ha reaccionado con
estupor ante la cortante y distante
decisión unilateral de Washington de elevar los gravámenes a las importaciones de acero y de aluminio.
Aquí en Europa prácticamente toda la
prensa se ha lanzado en una carnicería condenando el más reciente anuncio ad
valorem –otra elucubración incendiaria- así como las formas, el fondo y el
contexto en el que sucede.
La cuenta de Twitter @realDonaldTrump convertida en la
plataforma cotidiana de descarga de ideas factuales y contrafactuales, amenazas,
vocerío altisonante y otras sandeces del inquilino de la Casa Blanca amaneció
especialmente inquieta la mañana del 2 de marzo pasado.
El enemigo a vencer ese día no fue ni
Corea del Norte ni Irán ni las #Fakenews se trató del intercambio comercial,
uno que a juicio de Trump es “desproporcionado, injusto, inequitativo y nos
perjudica”.
Prácticamente para él habría que rehacer
uno por uno los hilos que hilvanan cada lazo de su balanza comercial hasta
lograr -a golpe de magia- que el déficit de la Unión Americana pase a un
rozagante superávit.
Al cierre de 2017, según datos del
Departamento de Comercio, la balanza comercial de EU obtuvo el mayor saldo
negativo observado desde 2008, tras incrementarse hasta 566 mil 600 millones de
dólares un 12.1% más respecto de 2016.
Los dos problemas que hacen a la
economía de EU la gran deudora del mundo derivan tanto de sus números rojos en
su balanza comercial como en su déficit presupuestario que concluyó el año
fiscal con un récord de 666 mil millones de dólares, unos 80 mil millones de
dólares añadidos en los últimos 365 días.
Trump que llevaba semanas con el
dedo en el gatillo, primeramente anunció (el 23 de enero) la imposición de
aranceles especiales a las importaciones de paneles y celdas solares (un 30%
adicional) y a determinados modelos de lavadoras para el hogar (un 20%
adicional).
Para los paneles y celdas solares el
plan es reajustarlo al 15% después del tercer año de estar funcionando en tanto
que, para las lavadoras, la intención
pasa por aumentar todavía más el
gravamen especial hasta el 50% cuando el volumen supere los 1.2 millones de
lavadoras importadas al año.
Ahora toca el turno del acero y del
aluminio, dos de los insumos fundamentales en prácticamente todas las cadenas
industriales; y dos imprescindibles para los planes de expansión de la nueva
Administración: sector automotriz, sector de la construcción y las
infraestructuras y el sector de la defensa y del armamento militar. El nuevo
incremento quedó estipulado en el acta firmada por Trump el jueves 8 de marzo y
entrará en vigor en los siguiente quince días.
Al final, el nuevo inquilino de la
Casa Blanca ha cumplido con su promesa electoral, además llevaba varios días
calentando el ambiente al respecto: “Nosotros debemos proteger a nuestro país,
a nuestros trabajadores. Nuestro acero.
Nuestra industria está en mala forma. SI TU NO TIENES ACERO,TU NO TIENES UN
PAÍS”, tuiteó Trump con fogosa alharaca.
Y no descansó de su mofa hilarante,
de hecho, escribió iracundo que los EU tenían un déficit comercial anual por
800 mil millones de dólares (falso es por 566 mil 600 millones de dólares) por
culpa de “nuestros muy estúpidos” acuerdos comerciales y sus políticas.
Ante las reacciones generadas en la
Unión Europea (UE) de responderle también con el mismo trato recíproco, una
andanada de aranceles a varios productos norteamericanos, Trump tuiteó que si la UE lo hace no tendrá
más remedio que imponer barreras a las importaciones de automóviles.
Para Roberto Azevêdo, director
General de la OMC, ante el inminente anuncio realizado por la Administración
Trump el organismo “está claramente
preocupado por los nuevos planes arancelarios para gravar tanto el acero
como el aluminio”.
Hace unos días yo consulté al encargado del organismo quien afirmó que el
riesgo potencial de una escalada es real “lo estamos viendo en la medida en que
empiecen a responder los otros implicados”.
“No hace sentido una guerra
comercial, a nadie debe interesarle. En la OMC estaremos vigilando muy de cerca
cómo se van desarrollando dichos acontecimientos”, aseguró en exclusiva.
Unos días después, Azevêdo declaró ante la prensa internacional
que una guerra comercial puede provocar una profunda recesión mundial: "No
podemos ignorar este riesgo y urjo a todas las partes a que consideren y
reflexionen profundamente sobre esta situación. Una vez tomemos este camino,
será muy difícil cambiar de dirección. El ojo por ojo nos convertirá a todos en
ciegos y el mundo caerá en una profunda recesión.”
El remate más loco de tantas ideas preconcebidas
fue cuando el mandatario estadunidense, a manera de respuesta, calificó como “buenas a las guerras
comerciales” y fáciles de “ganar”.
RENEGOCIACIONES Y DISPUTAS
El ambiente comercial está enrareciéndose, hay
roces significativos, las dificultades de entendimiento aumentan: EU ha
intentado dinamitar el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP)
que, curiosamente, el mismo jueves 8 de marzo
vivió en Chile un lavado de cara al convertirse en el Tratado Integral y
Progresista de Asociación Transpacífico que une a varios países interesados por
el libre comercio global (entre éstos México) pero que avanza sin EU.
Por su parte, Reino Unido en sentido
irracional a la lógica del libre comercio, votó por el Brexit dispuesto a dejar
las amplias ventajas que concede la pertenencia al mercado único europeo. Y
ahora, quizá, solo logre en unos años un tratado comercial entre Reino Unido y
la UE.
En Tanto, México atraviesa una etapa
crucial, con sendas renegociaciones y reactualizaciones, como acontece con el NAFTA-TLCAN y el Tratado de Libre
Comercio entre México y la Unión Europea (UE).
Ambos
avanzan a tientas sobre de territorio minado con la UE -en su novena ronda- los estires derivan de
la protección de las denominaciones de origen (el queso Manchego es un caso);
en tanto con EU y Canadá, hay cláusulas trampa que el presidente Trump quiere
imponer con manotazos en la mesa.
A la cita en Ciudad de México –séptima
ronda- no asistió el negociador
estadunidense del sector automotriz, se quedaron esperándolo los equipos
canadiense y mexicano.
Mientras que la cláusula Sunset
(propuesta por Washington) pretende marcar un punto de inflexión en el futuro
de permanencia del NAFTA-TLCAN dado que busca dar por concluido, en cada
quinquenio, el tratado tripartito atándolo así a una renegociación permanente;
su futura subsistencia quedaría estipulada bajo una bruma de incertidumbre
intrínseca que en nada favorecería a las
inversiones fijas.
El país azteca intenta darle la vuelta
suavizándola y en su contrapropuesta elimina la ruptura de facto del NAFTA-TLCAN
cada cinco años pero en cambio sí concede que, cada quinquenio, sea realizada
una revisión, un balance del mismo ya sea para mejorarlo o bien optimizarlo…
pero sin pasar por el corte de caja.
Bajo las normas del GATT y de la OMC no
existe ninguna cláusula que obligue a un país a la permanencia a un acuerdo
comercial per saecula saeculorum, de hecho, en la Ronda de Tokio de 1973 se
incluyó en la ley de comercio de 1974 varios apartados relevantes, recovecos de
amparo, ante el comercio internacional.
La Casa Blanca usa la argucia de la
Sección 232 que faculta a cada presidente a “restringir cualquier bien que
importe” bajo la consideración de que el bien o bienes importados amenazan “a
la seguridad nacional”.
Al considerarlo un asunto de Estado,
Trump actúa protegiendo a los productores de acero y de aluminio de su país,
frente a las importaciones de dichos insumos.
No es el único mandatario que bajo la
Sección 232 toma este tipo de medidas,
en su momento lo hizo Ronald Reagan, pero en vez de imponer una
elevación de tarifas arancelarias lo que hizo fue recurrir a la opción de las
Restricciones Voluntarias de Exportaciones (RVE) presionado por las recurrentes
quejas del poderoso lobby automotriz norteamericano; el 2 de mayo de 1981 Japón
limitó “voluntariamente” sus exportaciones de coches a EU.
Antes que Trump, al acero le metió mano
el presidente George W. Bush, ordenando
medidas de protección temporal por un valor de 10 mil millones de dólares con
gravámenes especiales en más de 400 productos con acero.
Avances del GATT en la Ronda de Tokio 1973
Sección 201:
permite que las empresas que compiten con las importaciones soliciten
ayuda para contrarrestar el crecimiento rápido de las mismas.
Sección 232: autoriza
restringir cualquier bien importado que amenace con poner en peligro la
seguridad nacional.
Sección 301: permite acciones para defenderse del comercio
desleal y autoriza usar medidas tales como las restricciones discriminatorias.
Sección 701: se aplica a las subvenciones a las exportaciones
de países extranjeros.
Sección 731:
contiene las provisiones antidumping.
Fuente: GATT
LAS TRES FALACIAS DE TRUMP
Dice Jan Tinbergen en “Hacia una economía mundial” que la lección más importante que debemos
aprender de “los desgraciados años treinta” es el fracaso del nacionalismo de
las políticas económicas. “Las políticas que buscaban favorecer los intereses de una nación en
detrimento de los intereses de las otras hicieron mucho daño. Un ejemplo de ello son las restricciones
comerciales”.
“Trump es un ignorante de la historia y
del pensamiento económico”, afirmó Jeffrey. D. Sachs, profesor de la
Universidad de Columbia, quien añadió en
el corto plazo saldrán beneficiadas “un puñado de compañías” pero
tanto EU, como el mundo, lo sufrirán.
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Jan Tinbergen |
¿Realmente
se puede ganar en una guerra comercial así?
-Los
productores del acero pueden ganar en una guerra comercial pero perderán los usuarios del acero y los consumidores
además de los costos sociales por proteger trabajos poco competitivos.
Lo que puede pasar, añadió Sachs, es
caer en una espiral global de guerras comerciales, tratar de repetir un
escenario que ya se vivió como sucedió en 1930 posterior a la Gran Depresión.
“No esperemos que un hombre
impulsivo e ignorante como Trump escuche las lecciones de la historia
económica, que entienda la lógica de las relaciones internacionales y la base
del comercio”, afirmó.
El economista estadunidense,
presidente de The Earth Institute, habló de las “tres primitivas falacias de
Trump” que a continuación desmenuzamos:
1)
Trump
cree que EU tiene un déficit con países como China y Alemania porque el país
está siendo “estafado” por ellos; la verdadera razón es que EU ahorra muy poco,
consume mucho y paga por su mal hábito
obteniendo préstamos del resto del mundo.
2)
Trump
piensa que las barreras comerciales
protegerán a EU del resto del mundo; estas medidas temporalmente protegerán al
acero pero no a la sociedad americana… los consumidores americanos perderán así
como los negocios americanos que compran acero también perderán porque deberán
pagar más altos los precios. Los competidores americanos sufrirán mientras
suben los costos de producción.
3)
Trump
cree que las barreras comerciales doblegarán a China y sostendrán la primacía
americana tanto económica como militar. No obstante, China y Europa, tomarán
represalias.
¡Es patético!,
afirmó Sachs, el economista advirtió que en contrapartida las empresas
norteamericanas enfrentarán un menor acceso al mercado chino en expansión.
“China lo que hará es redirigir sus exportaciones a otros mercados ya sea
dentro de la propia Asia, África, Europa y por supuesto, América Latina”.
Atendiendo
las lecciones de la historia económica, ¿qué pasará entonces?
- Los americanos perderán su
relativa competitividad también en dichos mercados. No se salvarán los empleos
en la industria americana del acero… quizá en el corto plazo. Los EU han estado
protegiendo a las industrias de metales primarios lo ha hecho por décadas mientras el empleo ha
descendido en dicho sector ha pasado de 1.2 millones de trabajadores en 1970 a
375 mil actualmente. ¿Quién tiene la culpa? ¿El libre comercio? Más bien la
automatización que ha impactado más que el comercio internacional.
Como
se esperaba China ya puso el grito en el cielo, el gobierno del presidente XI
Jinping, calificó a los aranceles de Trump como “una violación de las reglas
del comercio mundial”.
“China no quiere una guerra
comercial con EU, pero si Trump insiste, China no tendrá más remedio que
tenerla”, según fuentes oficiales del
gobierno chino.
Una guerra comercial dañará la
competitividad americana y disparará las represalias globales, ¿realmente será
la economía china la más castigada por los aranceles al acero y el aluminio?
La respuesta concreta es no. De
acuerdo con la Asociación Mundial del Acero (en inglés World Steel Association)
entre los 39 mayores consorcios productores de acero figuran 20 empresas
chinas; le siguen 4 rusas, 2 japonesas,
una de Corea del Sur, 3 de la India; etcétera.
Empresas líderes
producción de acero
(Millones
de toneladas)
Compañía 2016 2015 2014
ArcelorMittal 95.5 97.1 98.1
China Baowu 63.8 60.7 76.4
Hesteel Group 46.2 47.7 47.1
Nippon Steel 46.2 46.3 49.3
Posco 41.6 42.0 41.4
Fuente: Elaboración propia con dato de World Steel
Association
Hasta el sitio 40 figura una
española con Acerinox mientras que México lo hace en el renglón 45 de la mano
de Altos Hornos de México (AHMSA); entre las más poderosas que ocupan los
primeros sitios están: ArcelorMittal (Luxemburgo), China Baowu Steel Group
(China), Hesteel Group (China), Nippon
Steel & Sumitomo (Japón), Posco (Corea del Sur), Jiangsu Shagang (China),
Ansteelgroup (China), Shougung (China) y Tata Steel (India). La empresa
estadunidense del acero llamada Nucor figura en el doceavo puesto es el
corporativo que más ha presionado al presidente Trump para las medidas
proteccionistas arancelarias aduciendo “graves afectaciones en su industria
local” debido a las importaciones baratas de acero.
No obstante, aunque son fundamentalmente
chinas las empresas que lideran la
producción de acero en el mundo y en efecto, por listado de países es China el
mayor productor global de dicho insumo con 831.7 millones de toneladas métricas
según la Asociación Mundial del Acero, el dragón asiático sufrirá mínimas
consecuencias derivadas del alza del 25% en el arancel del acero.
Principales
países productores de acero
(Millones
de toneladas métricas)
País 2017 2016 2015
China 831.7 786.9 803.8
UE 168.7 162.3 166.2
Japón 104.7 104.8 105.2
India 101.4 95.5 89.6
EU 81.6 78.5 78.9
Rusia 71.3 70.5 71.1
México* 20.0 19.0 18.3
Mundo 1691.2 1606.3 1620.4
*México figura en el puesto 14
Fuente: Elaboración propia con datos de World Steel
Association
¿Por qué razón? Si bien EU es el mayor
importador de acero del planeta con 35.6 millones de toneladas el año
pasado, los cinco principales
exportadores de acero a la economía norteamericana son: Canadá, Brasil, Corea
del Sur, México, Rusia y solo hasta el décimo sitio de relevancia se encuentra
China.
¿Qué países son verdaderamente los más
afectados? Chad P. Brown, investigador y asesor del Peterson Institute for
International Economics, matiza que una vez que el presidente Trump ha dejado
–momentáneamente- fuera a México y Canadá de los nuevos aranceles al acero y el
aluminio, los más afectados serán: la UE con 2.6 billones de dólares, Corea del
Sur con 1.1 billones de dólares, Brasil 965 millones de dólares y Rusia con 823
millones de dólares. China solo sufrirá un impacto aproximado de 689 millones
de dólares.
Y las consecuencias, advierte Brown,
vendrán igualmente en escalada de aranceles, restricciones y proteccionismo:
“La UE ventiló que de hacerlo EU procederá a gravar los blue jeans, el whisky
de Kentucky, los arándanos, los productos lácteos, las motos Harley
Davidson, los productos agrícolas como el arroz, el maíz y el jugo de
naranja y muchos más artículos”.
ASIMETRÍAS EN EL COMERCIO
Para la Unión Europea (UE) el asunto es
claramente recíproco así lo manifestó colérico Jean Claude Juncker,
presidente de la Comisión Europea, al poco del anuncio de Trump y su arrojadiza
propensión a hacer de su cuenta de Twitter su vocero personal de prensa.
La animadversión entre el mandatario
estadunidense y los europeos es mutua, ya lo había dicho el magnate
inmobiliario salvando de su antipatía al presidente francés Emmanuel Macron “me
cae bien” y a la premier británica Theresa May porque “la tengo cerca del
corazón”.
El año pasado la UE exportó a la
Unión Americana 7.3 billones de dólares sumando sus ventas en acero y aluminio;
Rusia le vendió 3 billones de dólares por ambos insumos, Corea del Sur, 2.9
billones de dólares, entre otros países.
Al hacer Trump una excepción con Canadá y México quedan a salvo de una
afectación importante dado que el primero
es el mayor exportador de componentes de acero y aluminio a EU con 12
billones de dólares mientras con México
las exportaciones al vecino del norte sumaron 2.8 billones de dólares.
Aunque, EU tiene superávit comercial en dichos insumos –acero y aluminio- con
México.
Por ende se entenderá la enérgica
reacción de la UE que en voz de Juncker manifestó: “No permaneceremos sentados
mientras nuestra industria es atacada con medidas injustas que ponen en riesgo
miles de puestos de trabajo europeos. La UE actuará con firmeza y con mesura
para defender nuestros intereses”.
La mañana del pasado miércoles 7 de
marzo, Cecilia Malmström, comisaria de Comercio de la UE, solicitó al
presidente Trump realizar los esfuerzos necesarios a fin de "evitar una
disputa comercial mayor" para no
afectar las relaciones trasatlánticas.
El bloque europeo prepara un
contraataque, una vez que EU mueva
ficha, ejecutará tres tipo de acciones:
1) Se quejará vía formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) a
través de sus instancias jurídicas; 2) se impondrán medidas de salvaguarda; y
3) habrá aranceles para una lista de productos acereros industriales y
agrícolas fabricados en EU que sean importados por la UE por el monto equivalente
a la pérdida económica que padecerá la UE por los aranceles al acero y el
aluminio.
Adicionalmente a ello figura el
listado de productos americanos señalados párrafos arriba y que la UE
consideraría gravar en una segunda escalada de consecuencias… algo a lo que por
escrito en Twitter respondió Trump amenazando con aranceles a las importaciones
de vehículos europeos.
A Europa le queda un ligero atisbo
de esperanza: salvar in extremis al bloque de la nueva tasa ad valorem
demostrándole a Washington que son “socios confiables” y que no suponen ningún
tipo de riesgo “a su seguridad nacional”.
Mientras tanto en México, la Cámara
Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (CANACERO) que preside
Guillermo F. Vogel agradeció al presidente Enrique Peña Nieto así como a
Ildefonso Guajardo, titular de Economía, por la
firme y decidida defensa de la industria siderúrgica nacional que derivó
en la exclusión de México de la Sección 232.
“En Norteamérica compartimos la
problemática de sobrecapacidad mundial y prácticas desleales, siendo México
ejemplo en el combate a las prácticas desleales adelantándose al resto del
mundo con las medidas adoptadas en la presente administración”.
ENTRE RENUNCIAS, PRESIONES
Y OBSESIONES
El
presidente Trump está más obsesionado con el poderío chino que con el ruso,
además mantiene una extraña psique: una relación de amor-odio en parte porque
admira tanto la grandeza de la historia rusa como de la china e inclusive
respeta, alaba y admira a sus actuales presidentes a tal punto que quisiera
emularlos: “Deberíamos probar un día lo que está haciendo Jinping”, dijo Trump
recientemente al referirse al nuevo proceso político que devolverá al
presidente Jinping todo el poder más allá de los límites del tiempo
político-electoral. Xi Jinping apunta a moderno emperador.
Paul
Krugman, Nobel de Economía, ha hecho varias veces alusión a la personalidad dictatorial que
lleva Trump ceñida a su carácter una que va haciendo caer -a cuentagotas-
renuncias de diversos profesionales que forman
parte de su equipo de trabajo y
también de representantes del gobierno de EU.
Primero
se han dado a la fuga sus propios mentores de campaña desde Steve Bannon hasta diplomáticos de primera línea como
Roberta Jacobson que dejará la embajada
de EU en México.
La
más reciente ruptura, es la de Gary Cohn, el banquero fungía como principal asesor económico del
mandatario, dicen que intentó convencer a Trump a favor de dar marcha atrás a
sus planes arancelarios y proteccionistas. Empero, no lo escuchó…
Para
Xavier
Vidal Folch lo que hay que explicar es que en las guerras comerciales
pasa como con la recogida de cerezas de un cesto “agarras una y esta engarza
otra”.
En un mundo global, asevera
el analista y articulista, los
implicados son absolutamente todos. Miente pues Trump al decir que “las guerras
comerciales son buenas y fáciles de ganar. Ya Wall Street le ha advertido con
una caída del mercado bolsístico”.
“Y cuando todo ello redunda en un aumento del
comercio mundial que realimenta la recuperación, inyectarle ideología
proteccionista para obstaculizarlo y tratar de aumentar la parte propia del
pastel no solo es injusto, sino estúpido”.
Lo
que está haciendo Trump es obcecado, retrógrada, señal de su incipiente cultura
económica y financiera aunque en la práctica sea un empresario con fortuna,
dirigir a un país no es lo mismo que hacerlo al frente de un consejo de
administración.
También,
como afirma Vidal Folch, hay lecciones claras, las políticas de
enriquecerse empobreciendo al vecino han dado un resultado trágico en la
historia: acabaron en los fascismos y en la Segunda Guerra Mundial.
Fueron
justificaciones obtusas elaboradas con axiomas nacionalistas y patrioteros
baratos los que terminaron además ahogando en deudas, pobreza y sangre a los
ciudadanos, víctimas de la asfixia proteccionista, de las políticas
persecutorias y del despliegue de las fobias.
El
mundo global, el de la globalización, va a reaccionar bajo el principio de la
reciprocidad que no es más que una forma muy diplomática, polite, de decirle a Trump que habrá “un ojo por ojo
y un diente por diente”. Y los consumidores lo pagarán, y los ciudadanos lo
costearán, aunque Wilbur Ross, secretario de Comercio de EU, lo niegue y lo
califique de histeria colectiva por nada…
CULTURAL
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=
PRENSA
CULTURAL
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Mtro. Jesús Pérez Loza
Jefe de Redacción
Felipe Hernández Sandoval
Innovación y Logística
Yolanda Tiscareño Valencia
Guadalajara, Jalisco, México, lunes
19 de marzo de 2018.