Norcorea: ¿El canto
de los corderos?
Por Claudia Luna Palencia
Economista
especializada en periodismo
económico y
análisis geoeconómico
Lleva 65
años en el ostracismo, hierática y hermética, la singular Corea del Norte ha
enseñado las garras y los dientes por décadas dispuesta a morder al enemigo, a
perseguir a cualquiera que traspase la línea; quizá por ello sorprende su
repentina, dócil y tersa, piel de oveja.
Puede que sea una
táctica reactiva o intenciones de doble filo, aquí en Europa el
histórico encuentro entre las dos Coreas del viernes 27 de abril ha sido
digerido con mucha cautela y cierto grado de escepticismo. Hasta no ver… no
creer.
El último quinquenio
ha sido especialmente ríspido para la Península de Corea, dividida entre el
norte y el sur, compartir una misma milenaria historia cultural no es óbice
para que cada una salvaguarde sendas diferencias ideológicas con sus
respectivas formas de gobierno tan equidistantes como el sistema de partidos en
democracia de Corea del Sur y el régimen político centralizado, cerrado,
hereditario y autócrata de Corea del Norte.
La suerte de las
Coreas corrió en paralelo con el mismo destino que Alemania, tras finalizar la
Segunda Guerra Mundial, más de un país en varios continentes fueron repartidos
–a mitades territoriales- entre los vencedores: EU y la entonces existente
URSS.
La Península de
Corea logró la independencia de Japón el 15 de agosto de 1945, tres meses
después de concluida la gran conflagración mundial en la que Alemania, Italia y
Japón quedaron en el bando de los vencidos perdiendo, por tanto, su rango de
influencia geoestratégica.
En la
reconfiguración de la cartografía de esta parte de Asia oriental, dentro del
contexto de la llamada Guerra Fría, el 9 de septiembre de 1948, nació el
Estado socialista de Corea del Norte (República Popular Democrática) bajo la
influencia soviética; mientras que el 15 de agosto del mismo año aconteció que,
dividido el territorio coreano en dos, la otra parte quedó bajo la influencia
capitalista surgiendo así Corea del Sur (República de Corea).
Para la parte
comunista la superficie territorial comprendió los 120 mil 538 kilómetros
cuadrados y la parte capitalista su área geográfica quedó en 99 mil 720
kilómetros cuadrados.
La escisión también
albergó diferencias sustanciales en cuanto a su actividad productiva: en el
norte, estaban las industrias y en sur, el granero de la Península.
Con el paso del
tiempo, las políticas económicas le han dado la razón al sistema político y
económico implementado en Corea del Sur: subyace una amplia brecha
productiva y socioeconómica entre ambos… los norcoreanos huelen a naftalina y los surcoreanos compiten ante
los desafíos del futuro.
Persiste tal
abismo económico que Corea del Sur figura entre los principales exportadores de
mercancías del orbe, según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC)
se trata del octavo exportador global con 495 mil millones de dólares en 2016 y
está a punto de desbancar a Francia del séptimo sitio en el ranking de los
maxiexportadores.
De acuerdo
con el Fact Book de la CIA 2017, con más del doble de la población que su
vecino de norte, Corea del Sur con 51 millones 181 mil 299 habitantes es una
república presidencialista con un PIB de 2.027 trillones de dólares en 2017 (es
la doceava economía más grande) y un PIB per cápita de 39 mil 400 dólares el
año pasado; su crecimiento fue del 3%, su tasa de inflación se ubicó en 1.9% y
la tasa de desempleo en 3.8 por ciento.
Su nombre va
unido a la tecnología y a la innovación como fuerte contendiente con
multinacionales que son ya una referencia mundial: Samsung, LG, Hyundai, Kia
Motors. Y su capital, Seúl, es un centro financiero neurálgico.
Al final la
inversión en cadenas de valor realizadas tanto por EU como por Japón terminaron
reconvirtiendo -a partir de la década de 1970- al granero de Corea del Sur en
una mina de oro de la industrialización y las manufacturas eléctricas,
electrónicas, automotrices y tecnológicas. En la actualidad, únicamente el 2.2%
del PIB es aportado por el sector agrícola un contraste enorme con el
38.8% del sector industrial y del 59.1% del sector servicios.
Equidistancias entre las Coreas
Corea del Norte
*Población
25, 248,140
Edad media
34 años
Población urbana 61.2%
Esperanza de vida 70.7 años
PIB
40 billones de dls.
PIB per cápita
1,700 dls.
**PEA
14 millones
Tasa desempleo
25.6%
Corea del Sur
*Población 51,181,299
Edad media 41.8 años
Población urbana 82.7%
Esperanza de vida 82.5 años
PIB 2.027 trillones de dls.
PIB per cápita 39,400 dls.
**PEA 27.47 millones
Tasa desempleo 3.8%
*Millones de personas
**Millones de trabajadores
Fuente: Fact Book CIA 2017
El otro lado
de la historia lo representa Corea del Norte desde su origen (septiembre de
1948) sólo ha conocido tres gobernantes pertenecientes a la misma dinastía: Kim
Il-sung desde 1948 hasta el 8 de julio de 1994; le siguió en el poder su hijo
Kim Jong-il gobernó hasta 17 de diciembre de 2011 heredándole el sitio a su
vástago Kim Jong-un a partir del 30 de diciembre de 2011.
El nietísimo
dirige una nación con problemas económicos y atrasos considerables, la
cubanización de esta parte de Asia guarda una cuestionable diferencia: su
profunda militarización y avances nucleares que han implicado una significativa
desviación del gasto en educación, industrialización e innovación a cambio de
fortificar al Estado y armarse hasta los dientes.
El PIB per
cápita para los norcoreanos se ubicó en 1 mil 700 dólares en 2015 su
economía cayó 1.1% el valor de su PIB es de 49 billones de dólares también en
2015; el 25.4% de la generación de su riqueza descansa en la agricultura,
mantiene una economía cerrada y dependiente tanto en sus importaciones como
exportaciones de China. De su aliado chino obtiene casi todo lo que necesita
comenzando por petróleo, carbón, maquinaria y equipo entre otros.
UNA REUNIÓN FORZADA POR EU
El reparto
de una zona de influencia entre las dos superpotencias de la época aconteció en
un área especialmente delicada, de piel sensible, por su posición
marítima toral entre el mar Amarillo, el mar del Este, mar de Japón, el
Estrecho de Corea y la Bahía de Corea; toda vez que, Corea del Norte, comparte
una importante frontera con China: una longitud de 1 mil 420 kilómetros casi
similar a la que tienen Irán e Irak.
Además ubicada en un
triángulo de intereses confrontados ante la atenta mirada de China, la
perspicacia de Rusia y la desconfianza de Japón y no muy lejos tampoco de la
recelosa Filipinas.
La Guerra de Corea
que dio inicio el 25 de junio de 1950 cuando las tropas de Kim Il-sung (el
abuelo del actual líder) cruzaron el paralelo 38 dando inicio así a la invasión
de Corea del Sur obligó a EU y a una serie de países en coalición a entrar
rápidamente para repeler la invasión.
Hasta la fecha, la
asonada belicista carece de un acuerdo de paz, mantiene un armisticio desde
1953 que incluyó la creación de una zona desmilitarizada de 4 kilómetros
de ancho conocida como Panmunjom sitio del histórico reencuentro entre las dos
Coreas del pasado 27 de abril.
No fue una
aproximación de oficio entre el presidente norcoreano Kim Jong-un y su
contraparte surcoreano Moon Jae-in, en el que además de conservar las formas
aconteció un fulgurante, sensible e imprescindible deshielo para llevar la paz
a la península.
Ya hay voces
dentro de EU y fuera, sobre todo partidarios del presidente estadunidense
Donald Trump que han comenzado a ventilar –y también varios medios de
comunicación- que, la repentina desnuclearización aceptada y anunciada por el
líder de Corea del Norte es uno de los mayores aciertos dentro del encendido
contexto de la geopolítica prevaleciente.
Un éxito individual
al estilo Wéstern implementado por Trump, desde su doctrina del “América First”
hasta lo de acorralar a sus adversarios con la correosa táctica “del palo y de
la zanahoria”; el inquilino de la Casa Blanca ha forzado a que el dictador
salga de su sagrada zona de confort no sólo para pronunciarse sino para que,
finalmente, ceda ante la cascada de presiones implementadas por la Unión
Americana.
El año pasado nadie
aventuraba siquiera la posibilidad por la vía diplomática de quitarle hierro y
presión al mutuo cruce verbal entre Jong-un y Trump; una escalada que traspasó
toda ética convertida en una pelea de vecindario –en el gran patio global- no
sólo se descalificaron y humillaron ambos verbalmente desde el “viejo chocho”
en alusión al magnate inmobiliario hasta la respuesta de eres “gordo y bajo” al
famoso rocket man dedicado al gobernante norcoreano.
Han sido meses de un
intenso partido de tenis con la pelota nuclear votando en Washington y devuelta
a Pyongyang hasta convertirla en una peligrosa bola al borde de explotar en un
conflicto verdaderamente atómico.
El ya mítico
“mi botón nuclear es más grande” provocó una crisis nerviosa en Corea del Sur,
China, Japón y hasta en Filipinas, el incontrolable Rodrigo Duterte, avizoró
una guerra en la región.
UNA INTENSA PRUEBA NUCLEAR
Sorprende el
viraje inesperado considerando que el 3 de septiembre del año pasado, Pyongyang
anunció su sexta prueba nuclear, y fue tan potente, que cimbró la tierra
ocasionando un terremoto magnitud 6.3 escala de Richter en Jilin, China y otro
en Vladivostok, Rusia.
Algunos
especialistas advirtieron de la enorme probabilidad de un experimento “que se
les fue de las manos” debido a la carga de su potencia, magnitud y efectos
colaterales así coincidió Harold Thibault, para Le Monde.
El analista
desmenuzó la consternación de un grupo de investigadores chinos basada en
evidencia de imágenes de satélite de la montaña Mantap casi al borde del
colapso.
“Las imágenes de
satélite son angustiosas, hay que decir que después de esta bomba de hidrógeno
tres veces más potente que las detonadas en Japón y sobre todo después del
misil intercontinental, EU no se va a conformar con una firma norcoreana en el
papel, querrá pruebas fidedignas de un total desmantelamiento completo,
verificable, irreversible de su capacidad nuclear; que sean destruidos todos
sus stocks de armamento nuclear, de misiles de largo alcance y de la
infraestructura para crear la bomba”, aseveró Thibault.
La cita entre el
mandatario de EU, Donald Trump y Jong-un todavía no tiene una
fecha definitiva: por razones de seguridad le rodea un enorme secretismo pero
acontecerá antes del verano; los servicios de inteligencia de ambos países
también están negociando el lugar del encuentro que puede ser Singapur o
bien el propio Panmunjom.
Mientras está por
determinarse, Washington sostiene el pulso presionando por todas las vías, no
se conforma con los gestos ni los guiños de Jong-un hacia su vecino
surcoreano.
Para el escritor Hermann
Tertsch, el reencuentro acontecido a finales de abril entre las dos
Coreas fue una jornada histórica con mayúsculas, de inmensas consecuencias,
todas esperanzadoras, para Asia y el mundo.
“Desde la Guerra de
Corea en 1953 nada se había movido. De golpe se da una situación
impensable. Con la firma de un acuerdo
para una paz permanente se abre la puerta a la desnuclearización de la
península el fin de la mayor pesadilla para Asia”, destacó.
Hasta el momento la
incógnita es, ¿hasta dónde cederá el aparente cordero?, ¿qué verdaderamente
estará dispuesto a llevar a cabo para evitar una confrontación nuclear con
EU?
“El camino
será largo y difícil, y todo puede encallar. El sátrapa es imprevisible, no es
menos asesino hoy que ayer. Pero el malo tiene miedo… le tiene miedo a Trump
como nunca se lo tuvo a nadie. Es el arma decisiva y piedra angular de la
esperanza”, reconoció Tertsch.
¿Miedo a Trump o a
los efectos nucleares de una prueba que, en su propio territorio, les ha
rebasado y temen por sus consecuencias in situ? ¿Nobel de la Paz para el
mandatario de EU que levantó la pistola y quitó el seguro o para dos
negociadores extremos que con temple de acero atemperaron en su momento
tal y como lo hicieron Moon Jae-in con Trump y Xi
Jinping con Jong-un?
Por lo pronto, en
mayo persiste el compromiso abierto de Corea del Norte de desmantelar su centro
de pruebas nucleares a la vista de científicos, prensa y observadores
internacionales.
Cada cual está
preparando sus condiciones, los asesores norcoreanos pretenden que la ONU les
retire las sanciones económicas, y puedan ser restablecidas sus relaciones
diplomáticas con una serie de países que, en protesta por las pruebas
nucleares, expulsaron a sus respectivos cuerpos diplomáticos; así lo hicieron
México y España.
EU lo quiere todo: Trump
a cambio ofrecerá inversiones, capital para modernizar a su país y no
invadirles; pero entre corchetes quedará además de la dictadura y la violación
de los derechos humanos que Washington carece de intenciones para cerrar sus
bases militares instaladas en su vecino de Corea del Sur y tampoco pretende
echar marcha atrás al polémico sistema estadunidense de Defensa Aérea de Alta
Altitud Terminal (THAAD, por sus siglas en inglés).
Esto es
apenas el inicio de una danza de poderío entre dos machos licántropos
imposible camuflarse de lindos corderos…
PRENSA CULTURAL
CULTURAL
PRESS
Saber
y Periodismo
Director
Mtro. Jesús Pérez
Loza
mtro. perezloza@gmail.com
Jefe de Redacción
Felipe Hernández
Sandoval
Innovación y
logística
Yolanda Tiscareño
Valencia
Guadalajara, Jalisco, México,
martes 8 de mayo de 2018.
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