martes, 8 de mayo de 2018

El histórico encuentro entre las dos Coreas implica cautela y escepticismo


Norcorea: ¿El canto
de los corderos?
Por Claudia Luna Palencia
Economista especializada en periodismo
económico y análisis geoeconómico
Lleva 65 años en el ostracismo, hierática y hermética, la singular Corea del Norte ha enseñado las garras y los dientes por décadas dispuesta a morder al enemigo, a perseguir a cualquiera que traspase la línea; quizá por ello sorprende su repentina, dócil y tersa, piel de oveja.
     Puede que sea una  táctica reactiva o intenciones de doble filo,  aquí en Europa el histórico encuentro entre las dos Coreas del viernes 27 de abril ha sido digerido con mucha cautela y cierto grado de escepticismo. Hasta no ver… no creer.
    El último quinquenio ha sido especialmente ríspido para la Península de Corea, dividida entre el norte y el sur, compartir una misma milenaria historia cultural no es óbice para que cada una salvaguarde sendas diferencias ideológicas con sus respectivas formas de gobierno tan equidistantes como el sistema de partidos en democracia de Corea del Sur y el régimen político centralizado, cerrado, hereditario y autócrata de Corea del Norte.
    La suerte de las Coreas corrió en paralelo con el mismo destino que Alemania, tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, más de un país en varios continentes fueron repartidos –a mitades territoriales- entre los vencedores: EU y la entonces existente URSS.
    La Península de Corea logró la independencia de Japón el 15 de agosto de 1945, tres meses después de concluida la gran conflagración mundial en la que Alemania, Italia y Japón quedaron en el bando de los vencidos perdiendo, por tanto, su rango de influencia geoestratégica.
    En la reconfiguración de la cartografía de esta parte de Asia oriental, dentro del contexto de la llamada Guerra Fría,  el 9 de septiembre de 1948, nació el Estado socialista de Corea del Norte (República Popular Democrática) bajo la influencia soviética; mientras que el 15 de agosto del mismo año aconteció que, dividido el territorio coreano en dos, la otra parte quedó bajo la influencia capitalista surgiendo así Corea del Sur (República de Corea).
    Para la parte comunista la superficie territorial comprendió los 120 mil 538 kilómetros cuadrados y la parte capitalista su área geográfica quedó en 99 mil 720 kilómetros cuadrados.
    La escisión también albergó diferencias sustanciales en cuanto a su actividad productiva: en el norte, estaban las industrias  y en sur, el granero de la Península.
    Con el paso del tiempo, las políticas económicas le han dado la razón al sistema político y económico implementado en Corea del Sur: subyace  una amplia brecha productiva y socioeconómica entre ambos… los norcoreanos huelen  a naftalina y los surcoreanos compiten ante los desafíos del futuro.  
Persiste tal abismo económico que Corea del Sur figura entre los principales exportadores de mercancías del orbe, según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) se trata del octavo exportador global con 495 mil millones de dólares en 2016 y está a punto de desbancar a Francia del séptimo sitio en el ranking de los maxiexportadores.
De acuerdo con el Fact Book de la CIA 2017, con más del doble de la población que su vecino de norte, Corea del Sur con 51 millones 181 mil 299 habitantes es una república presidencialista con un PIB de 2.027 trillones de dólares en 2017 (es la doceava economía más grande) y un PIB per cápita de 39 mil 400 dólares el año pasado; su crecimiento fue del 3%, su tasa de inflación se ubicó en 1.9% y la tasa de desempleo en 3.8 por ciento.
Su nombre va unido a la tecnología y a la innovación como fuerte contendiente con multinacionales que son ya una referencia mundial: Samsung, LG, Hyundai, Kia Motors. Y su capital, Seúl, es un centro financiero neurálgico.
Al final la inversión en cadenas de valor realizadas tanto por EU como por Japón terminaron reconvirtiendo -a partir de la década de 1970- al granero de Corea del Sur en una mina de oro de la industrialización y las manufacturas eléctricas, electrónicas, automotrices y tecnológicas. En la actualidad, únicamente el 2.2% del PIB es aportado por el sector agrícola un contraste enorme con el  38.8% del sector industrial y del 59.1% del sector servicios.
Equidistancias entre las Coreas

Corea del Norte                      

*Población          25, 248,140              
Edad media         34 años               
Población urbana    61.2%                   
Esperanza de vida   70.7 años               
PIB                40 billones de dls.          
PIB per cápita       1,700 dls.               
**PEA              14 millones                
Tasa desempleo     25.6% 

                   Corea del Sur
 *Población          51,181,299
  Edad media        41.8 años
  Población urbana    82.7%       
 Esperanza de vida   82.5 años         
 PIB               2.027 trillones  de dls.
 PIB  per cápita      39,400 dls.
 **PEA             27.47 millones
 Tasa desempleo     3.8%
*Millones de personas
**Millones de trabajadores
Fuente: Fact Book CIA 2017

El otro lado de la historia lo representa Corea del Norte desde su origen (septiembre de 1948) sólo ha conocido tres gobernantes pertenecientes a la misma dinastía: Kim Il-sung desde 1948 hasta el 8 de julio de 1994; le siguió en el poder su hijo Kim Jong-il gobernó hasta 17 de diciembre de 2011 heredándole el sitio a su vástago Kim Jong-un a partir del 30 de diciembre de 2011.
El nietísimo dirige una nación con problemas económicos y atrasos considerables, la cubanización de esta parte de Asia guarda una cuestionable diferencia: su profunda militarización y avances nucleares que han implicado una significativa desviación del gasto en educación, industrialización e innovación a cambio de fortificar al Estado y armarse hasta los dientes.
El PIB per cápita para los norcoreanos se ubicó en  1 mil 700 dólares en 2015 su economía cayó 1.1% el valor de su PIB es de 49 billones de dólares también en 2015; el 25.4% de la generación de su riqueza descansa en la agricultura, mantiene una economía cerrada y dependiente tanto en sus importaciones como exportaciones de China. De su aliado chino obtiene casi todo lo que necesita comenzando por petróleo, carbón, maquinaria y equipo entre otros.

UNA REUNIÓN  FORZADA POR EU

El reparto de una zona de influencia entre las dos superpotencias de la época aconteció en un área especialmente delicada, de piel sensible, por su  posición marítima toral entre el mar Amarillo, el mar del Este, mar de Japón, el Estrecho de Corea y la Bahía de Corea; toda vez que, Corea del Norte, comparte una importante frontera con China: una longitud de 1 mil 420 kilómetros casi similar a la que tienen Irán e Irak.
    Además ubicada en un triángulo de intereses confrontados ante la atenta mirada de China, la perspicacia de Rusia y la desconfianza de Japón y no muy lejos tampoco de la recelosa Filipinas.
    La Guerra de Corea que dio inicio el 25 de junio de 1950 cuando las tropas de Kim Il-sung (el abuelo del actual líder) cruzaron el paralelo 38 dando inicio así a la invasión de Corea del Sur obligó a EU y a una serie de países en coalición a entrar rápidamente para repeler la invasión.
    Hasta la fecha, la asonada belicista carece de un acuerdo de paz, mantiene un armisticio desde 1953 que incluyó la creación de una zona desmilitarizada  de 4 kilómetros de ancho conocida como Panmunjom sitio del histórico reencuentro entre las dos Coreas del pasado 27 de abril.
No fue una aproximación de oficio entre el presidente norcoreano Kim Jong-un y su contraparte surcoreano Moon Jae-in, en el que además de conservar las formas aconteció un fulgurante, sensible e imprescindible deshielo para llevar la paz a la península.
Ya hay voces dentro de EU y fuera, sobre todo partidarios del presidente estadunidense Donald Trump que han comenzado  a ventilar –y también varios medios de comunicación- que, la repentina desnuclearización aceptada y anunciada por el líder de Corea del Norte es uno de los mayores aciertos dentro del encendido contexto de la geopolítica prevaleciente.
    Un éxito individual al estilo Wéstern implementado por Trump, desde su doctrina del “América First” hasta lo de acorralar a sus adversarios con la correosa táctica “del palo y de la zanahoria”; el inquilino de la Casa Blanca ha forzado a que el dictador salga de su sagrada zona de confort no sólo para pronunciarse sino para que, finalmente, ceda ante la cascada de presiones implementadas por la Unión Americana.
    El año pasado nadie aventuraba siquiera la posibilidad por la vía diplomática de quitarle hierro y presión al mutuo cruce verbal entre Jong-un y Trump; una escalada que traspasó toda ética convertida en una pelea de vecindario –en el gran patio global- no sólo se descalificaron y humillaron ambos verbalmente desde el “viejo chocho” en alusión al magnate inmobiliario hasta la respuesta de eres “gordo y bajo” al famoso rocket man dedicado al gobernante norcoreano.
Donald Trump y Jong-un
    Han sido meses de un intenso partido de tenis con la pelota nuclear votando en Washington y devuelta a Pyongyang hasta convertirla en una peligrosa bola al borde de explotar en un conflicto verdaderamente atómico.
El ya mítico “mi botón nuclear es más grande” provocó una crisis nerviosa en Corea del Sur, China, Japón y hasta en Filipinas, el incontrolable Rodrigo Duterte, avizoró una guerra en la región.

UNA INTENSA PRUEBA NUCLEAR
   
Sorprende el viraje inesperado considerando que el 3 de septiembre del año pasado, Pyongyang anunció su sexta prueba nuclear,  y fue tan potente, que cimbró la tierra ocasionando un terremoto magnitud 6.3 escala de Richter en Jilin, China y otro en Vladivostok, Rusia.
Algunos especialistas advirtieron de la enorme probabilidad de un experimento “que se les fue de las manos” debido a la carga de su potencia, magnitud y efectos colaterales así coincidió Harold Thibault, para Le Monde.
    El analista desmenuzó la consternación de un grupo de investigadores chinos basada en evidencia de imágenes de satélite de la montaña Mantap casi al borde del colapso.
    “Las imágenes de satélite son angustiosas, hay que decir que después de esta bomba de hidrógeno tres veces más potente que las detonadas en Japón y sobre todo después del misil intercontinental, EU no se va a conformar con una firma norcoreana en el papel, querrá pruebas fidedignas de un total desmantelamiento completo, verificable, irreversible de su capacidad nuclear; que sean destruidos todos sus stocks de armamento nuclear, de misiles de largo alcance y de la infraestructura para crear la bomba”, aseveró Thibault.
    La cita entre el mandatario de EU, Donald Trump y Jong-un todavía no tiene  una fecha definitiva: por razones de seguridad le rodea un enorme secretismo pero acontecerá antes del verano; los servicios de inteligencia de ambos países también están negociando el lugar del encuentro que puede ser Singapur  o bien el propio Panmunjom.
    Mientras está por determinarse, Washington sostiene el pulso presionando por todas las vías, no se conforma con los gestos ni los guiños de Jong-un hacia su vecino surcoreano.
    Para el escritor Hermann Tertsch, el reencuentro acontecido a finales de abril entre las dos Coreas fue una jornada histórica con mayúsculas, de inmensas consecuencias, todas esperanzadoras, para Asia y el mundo.


    “Desde la Guerra de Corea en 1953 nada se había movido. De golpe se da  una situación impensable. Con la firma  de un acuerdo para una paz permanente se abre la puerta a la desnuclearización de la península el fin de la mayor pesadilla para Asia”, destacó.
    Hasta el momento la incógnita es, ¿hasta dónde cederá el aparente cordero?, ¿qué verdaderamente estará dispuesto a llevar a cabo para evitar una confrontación nuclear con EU?   
“El camino será largo y difícil, y todo puede encallar. El sátrapa es imprevisible, no es menos asesino hoy que ayer. Pero el malo tiene miedo… le tiene miedo a Trump como nunca se lo tuvo a nadie. Es el arma decisiva y  piedra angular de la esperanza”, reconoció Tertsch.
    ¿Miedo a Trump o a los efectos nucleares de una prueba que, en su propio territorio, les ha rebasado y temen por sus consecuencias in situ? ¿Nobel de la Paz para el mandatario de EU que levantó la pistola y quitó el seguro o para dos negociadores extremos que con temple  de acero atemperaron en su momento tal y como lo hicieron Moon Jae-in con Trump y Xi Jinping con Jong-un?
    Por lo pronto, en mayo persiste el compromiso abierto de Corea del Norte de desmantelar su centro de pruebas nucleares a la vista de científicos,  prensa y observadores internacionales.
    Cada cual está preparando sus condiciones, los asesores norcoreanos pretenden que la ONU les retire las sanciones económicas, y puedan ser restablecidas sus relaciones diplomáticas con una serie de países que, en protesta por las pruebas nucleares, expulsaron a sus respectivos cuerpos diplomáticos; así lo hicieron México y España.
    EU lo quiere todo: Trump a cambio ofrecerá inversiones, capital para modernizar a su país y no invadirles; pero entre corchetes quedará además de la dictadura y la violación de los derechos humanos que Washington carece de intenciones para cerrar sus bases militares instaladas en su vecino de Corea del Sur y tampoco pretende echar marcha atrás al polémico sistema estadunidense de Defensa Aérea de Alta Altitud Terminal (THAAD, por sus siglas en inglés).
Esto es apenas el inicio de una danza de poderío entre dos machos licántropos  imposible camuflarse de lindos corderos…

 



         

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martes 8 de mayo de 2018.

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