sábado, 8 de septiembre de 2018

¡Olé! por el arte, la alegría, el peligro, la tradición y la vida


LA FIESTA DE LOS TOROS


Por David Aréchiga Landeros*

          Acabo de ver el anuncio en el periódico sobre el próximo inicio de la temporada de novilladas en Guadalajara, lo que me trajo recuerdos de mi niñez y adolescencia cuando mi padre me invitaba a las corridas de toros con todo el colorido de la fiesta y con el fondo musical de la banda que alegremente tocaba pasodobles, mientras los toreros marchaban gallardos y orgullosos partiendo plaza, bajo el aplauso entusiasta del público que abarrotaba las tribunas.



       Aunque la lidia de toros se practica desde la gran antigüedad, fue durante la segunda mitad del siglo dieciocho cuando se produjeron en España una serie de novedades en su práctica que dio lugar a las corridas de toros en su sentido moderno, cuando el toreo a pie substituyó al de a caballo.


 Toreo a caballo de Diego Ventura

      En cuanto al trapío de un toro, habría que referirse a que el ganado de lidia es un tipo bovino seleccionado y criado especialmente para producir toros bravos que se enfrentan a un torero en una plaza de toros, en un evento denominado "corrida de toros". El toro es un término que procede del latino "Taurus". Es un ejemplar adulto  y macho que pertenece al grupo de los bovinos que se caracteriza por su cuerpo robusto, cubierto de pelo corto y desafiantes cuernos.

Bandera de España con silueta de toro
           Además de España, México cuenta con más plazas de toros y toreros de alto nivel, que cualquier país del mundo. Las corridas de toros llegaron a México hace más de quinientos años con los mismos conquistadores. En años recientes, sin embargo, muchos mexicanos han decidido que este tipo de festejo es innecesario y poco civilizado. Existen opiniones encontradas con respecto al tema de las corridas de toros, pues algunos otros alegan que se trata de una tradición que hay que conservar, mientras otros pretenden su abolición.

     A lo anterior habría que agregar que algunos aficionados de la nueva generación dividen opiniones en el sentido de determinar quién de los dos protagonistas, toro y torero, lleva la ventaja en las corridas de toros.

Un toro volador

          El torero, dicen algunos, es el más ventajoso puesto que domina el arte del toreo engañando al toro con la capa y el capote, ante el toro que pierde fuerza desangrado por las banderillas y la lanza del rejoneador, y ya sin fuerza es ultimado por el torero casi atravesado por la espada del matador.

      Por su parte, los contrarios, hablan de que el toro lleva la ventaja por su fuerza, bravura y sus cuernos pavorosos que de vez en cuando matan al torero.


     Los que defienden al toro piensan que para equilibrar la lucha, deberían de colocar dos afilados puñales en los cuernos del animal, mientras los que amparan al torero proponen que se proteja con el uso de coderas, rodilleras, zapatos resistentes de minero y un casco con cuernos electrizados para contrarrestar la fuerza y peligro del toro.

Toreo de rodillas
          Ambas posturas tienen sus pros y contras, pues un toro portando dos puñales en los cuernos, daría mucho que decir entre la afición chismosa por tradición; y en cuanto al torero protegido en exceso perdería su fina personalidad que lo hace parecer como un bailarín de ballet taurino, con un andar cadencioso y retador, con sus pilas cargadas que luce con orgullo al dar sus pases de capa formando mariposas de colores y en suertes de muleta enrojecida que combina con la sangre del animal y vistosas banderillas, faena que culmina con fatal estocada hasta la empuñadura, en ambiente de aplausos y gritos de olés estruendosos que estremecen la plaza, con música de viento y público extasiado, mientras el toro humillado sale de la plaza arrastrado y derrotado.

      Pero a pesar de todo, la fiesta discutida entre torero y toro, ahora está a debate y se expone en el foro, porque allá en Barcelona, donde empezó todo, ya no hay más corridas, se apiadaron del toro y aquí en nuestro país se habla de prohibir la gran fiesta taurina, mientras otros se niegan a que desaparezca porque es tradición que algunos mucho estiman.

José Tomás en la Monumental, última corrida celebrada en Barcelona, España
          Discutir este asunto puede resultar ocioso, pues el tema lo asocio con que la fiesta de toros siempre ha sido negocio, es fuente de trabajo la gran plaza de toros, pues se vende de todo: la cerveza, comida, souvenirs, los recuerdos y la cría de animales para el destazadero.


El paseíllo al iniciar la corrida de toros
     Pero los tiempos cambian y hoy aparecen las asociaciones, protección de animales, mejores condiciones, espíritu humanista que fija restricciones en posición altruista, castiga los excesos, protegiendo la vida en todos los aspectos.


El torero Juan Bautista en plena lidia

        Muy en lo personal, yo creo, que la fiesta de toros debemos conservarla en un bello museo, con fieles recuerdos, donde se honre la vida del toro y el torero, dejando  atrás pasado de muerte y desconcierto, pensando en un futuro de humanismo perfecto.

  Resumo: ¡Olé! por la vida de toros y torero.

dalan16@hotmail.com  *Doctor en Ciencias. 
Universidad de Guadalajara.



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Sábado  8 de septiembre  de 2018.

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