sábado, 22 de septiembre de 2018

Con el Gobernador Aristóteles, se instaló en Jalisco la ingobernabilidad


OTRO SEXENIO PARA LLORAR


           Por David Aréchiga Landeros*

Cuando terminó el sexenio de Emilio Gonzalez Marquez (2006-2012), como desgobernador de Jalisco, los ciudadanos exclamamos en coro: "Gracias a Dios, alabado sea el Señor", después de ser testigos de sus desatinos, ocurrencias y locuras, cometidos a lo largo de seis años, consistentes en fraudes descarados, abuso de autoridad, afectación al Fondo de Pensiones del Estado, negocios turbios en lo obscurito y el problema de las Villas Panamericanas, que el gobierno actual no pudo o no quiso resolver, entre otros muchos, y la cereza en el pastel: la mentada de madre colectiva y democrática, en vivo y a todo color, ante una impunidad que todavía da vergüenza.
Aristóteles Sandoval
Cuando tomó posesión Aristóteles Sandoval, todos pensamos que no sería posible que otro gobernador de cualquier partido que fuera, pues ya no la queríamos con chongos, pudiera cometer tantos errores garrafales como lo hizo Emilio. Nos equivocamos.
Emilio González Márquez
Mal comenzó el actual sexenio cuando vimos incumplidas las promesas de campaña de Aristóteles, en el sentido de investigar los desmanes de Emilio hasta las últimas consecuencias, las que nunca llegaron. Para la ciudadanía quedó claro que la amnistía, impunidad, perdón y olvido, quedó pactada de antemano y el actual gobernador simplemente nos vio la cara.
La solución de la Presa "El Zapotillo" fue otra promesa incumplida que terminó con la absurda y cara salida de un proyecto extranjero para "justificar" la construcción de la Presa a 105 metros de altura, con un costo de cuatro millones de dólares, que se tiraron a la basura en detrimento de la economía del Estado, que al final resultó una burla imperdonable.
Presa El Zapotillo
La desaparición de Seguridad Pública y la Procuraduría para fundirlas en una Fiscalía, ha sido uno de los fracasos más perjudiciales para la sociedad jalisciense en materia de procuración de justicia, con una impunidad vergonzosa, ligada a una impartición de justicia muy deficiente, burocratizada y corrompida, representada por una balanza con un código en un lado y en el otro la mordida.
El resultado de todo lo anterior no podía ser más trágico, pues sin estado de Derecho perdimos la paz social, al grado que actualmente la violencia cotidiana es la bandera que ondea en el territorio jalisciense y parece que llegó para quedarse. El hecho de que nuestros gobernantes nos digan que ese es el ambiente que priva en todo el país, no nos consuela para nada, pues en teoría somos un Estado autónomo y la autoridad estatal debe dar resultados y así se lo exigimos.
El exceso de muertos en nuestro Estado degeneró y se reflejó en dos trailers de la muerte que llegaron al grado de ambulantaje como una medida desesperada ante la carencia de espacio y recursos en Medicina Forense y Fiscalía, así como la falta de soluciones efectivas por parte de la Secretaría General de Gobierno y el propio gobernador, quien confesó públicamente que no estaba enterado de la anomalía, lo que ya resulta el colmo de la ineficiencia e irresponsabilidad, pues surge la pregunta: ¿Para qué sirve la Secretaría de Gobierno?
Todo lo anterior coincide con el hecho de que Jalisco ocupa un lugar principal a nivel nacional en materia de violencia, con la distinción ahora a nivel internacional, de que nuestras autoridades han exhibido medidas originales que llegan al terror que representa a nuestros muertos transitando por las calles como fantasmas abandonados a su suerte por la sociedad y su gobierno.
Ciclovías en Guadalajara
El próximo gobierno que comenzará el primero de diciembre próximo, deberá entrar con la idea precisa de que si no se procura e imparte justicia en nuestro Estado, nunca podremos aspirar a un buen gobierno por más obras de relumbrón que se realicen, como la famosísima e inútil Ciudad Digital donde se han invertido millones y no se ve claro; paseos peatonales, monumentos, esculturas, ciclovías, transporte y un carísimo etcétera, pues de poco servirá tanta estructura si no podemos disfrutarla por la violencia imperante en este ambiente de ingobernabilidad que nos mantiene prisioneros en nuestras propias casas.

Resumo:
Cuando escuchó: "Perdón y olvido",
hasta me duele el ombligo.



arechiga260@gmail.com  *Doctor en Ciencias.
Universidad de Guadalajara.





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Sábado 22 de septiembre de 2018.

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