México vive la…
¿ELECCIÓN
DEL REVÓLVER? AHÍ ESTÁN LOS HECHOS: EL CRIMEN ELIMINA, NO ELIGE
Por Fauzi Hamdan Amad
En
su artículo publicado en el periódico Reforma
el 12 de mayo René Delgado analiza la confrontación política y la peligrosa
violencia criminal en este proceso electoral, poniendo en riesgo la estabilidad
y a la democracia en su integridad.
Agrega
con toda razón que: “A fuerza de homicidios y amedrentamiento, aquí o allá y
sin importar la filiación partidista, quizá a fin de preservar acuerdos o
dominar territorios, el crimen determina quién puede y quien no aparecer en la
boleta electoral. El crimen elimina, no elige.
Y, al parecer, a la autoridad poco le importa esa forma de participación
política criminal, que bien se podría denominar la elección del revólver.”
De
acuerdo con datos del 8 de septiembre del año pasado, fecha de arranque del
actual proceso electoral, a esta fecha suman más de 320 agresiones las
cometidas contra dirigentes y cuadros partidistas, contra alcaldes y exalcaldes,
precandidatos y candidatos, fundamentalmente en el ámbito municipal y a cargos
de elección local y federal en el Poder Legislativo. Más de un millar de candidatos a puestos
Municipales, Estatales o Federales han declinado su aspiración por temor al crimen.
El
escenario es en extremo riesgoso, peligroso y alarmante. Los candidatos
presidenciales tanto en el primero como en el segundo debate no han hecho
alusión ni referencia, directa o indirecta, a la última causa que da origen a
dicha violencia. Quizá piensan que no es
políticamente “correcto…” Se han
limitado a la prevención y al fortalecimiento de las policías preventiva y
ministerial proponiendo capacitarlos dotándolos de los instrumentos y medios
para combatir al crimen organizado y otorgarles sueldos más altos y
prestaciones importantes. Sin embargo, seguiría la violencia
inconmensurablemente escalando aún más y creciendo en casi todo el país bajo la
indolencia y encubrimiento de las mismas autoridades.
Vamos, el Estado está rebasado para reducir la
violencia y la impunidad que impera en las organizaciones criminales. Hoy en
día, somos un país más violento, más inhóspito, más corrupto, más sangriento y
más bárbaro. Por una condición de
necesidad ineludible, so pena de una desgracia colectiva de proporciones
impredecibles.
Aunque sé que es una quimera, el Ejecutivo
Federal y el Congreso de la Unión tienen la obligación moral de plantear la
legalización de la marihuana, de la heroína, de la cocaína y de la amapola,
como lo han venido haciendo muchos países europeos y particularmente nuestro
vecino del norte. De manera que se
controle desde la producción, comercialización y consumo, creando políticas
preventivas y centros de rehabilitación para los consumidores.
Algunos candidatos a la Presidencia desdeñan
dichas medidas aduciendo como razón que no se terminaría la violencia, falso de
toda falsedad. Actualmente, el 70% de los delitos de alto impacto, provienen
del trasiego de la droga. Dichas medidas
atenderían el problema de fondo y gradualmente, con toda certeza se iría
reduciendo la violencia asociada con la prohibición de dichos estupefacientes.
Si no se adoptan estas medidas legislativas de legalización, reitero que
cualquier acción preventiva o su combate no sería efectiva, continuaría la corrupción,
las ejecuciones violentas y sangrientas y las organizaciones criminales
apoderándose cada vez más de territorios en donde a los particulares les exigen
el pago de derecho de piso o extorsiones, perdiendo evidentemente el Estado la
gobernanza en tales lugares. Como lo
apunté en párrafos anteriores, actualmente en 29 Estados de la República el
crimen organizado ejerce el control absoluto.
La
OMS ha recomendado que los países
deben desarrollar políticas y leyes que descriminalicen el uso de drogas. Señala dicha organización que el problema es
de salud no de conducta delictiva.
Ojalá, que entren en razón los candidatos presidenciales y que no tengan
miedo proponer la descriminalización de los estupefacientes. Con dicha actitud, la sociedad en su
conjunto, apreciaría como nunca proponer tales medidas reconociendo en el
candidato o candidatos que lo proponga una visión de Estado.
Por
otro lado, también ante la situación económica que está viviendo el país que ya
entró en su fase de atonía y el alto riesgo de su deuda pública que ya rebasa
más del 50% del PIB, y con el propósito de activar real y efectivamente el
mercado interno, el Grupo Parlamentario del PAN y el PRD en el
Senado presentaron una contrarreforma fiscal, mediante un Impuesto sobre la
Renta a tasa única (Flat Tax) sobre los ingresos netos, cuya determinación
sería simple y sencilla aplicable a las micros, pequeñas y medianas empresas,
cuya recaudación tributaria aumentaría de manera considerable, (Principio de Arthur Laffer), reduciendo
la economía informal y estimulando el crecimiento económico.
También
presentaron reformas a la Ley del Impuesto al Valor Agregado para establecer
una tasa genérica del 10%, tasa en alimentos y medicinas de 3%, exención de
alimentos naturales, eliminando la tasa cero que como sabemos se les devuelve
anualmente a las grandes empresas la cantidad aproximada de $290 Mil Millones
de Pesos y, por último, una tasa de hasta 5% de impuesto al consumo que sería
administrado y recaudado por las entidades federativas. En este tema tan
importante, como en el de seguridad, los candidatos presidenciales
prácticamente no han hecho alusión alguna a la política fiscal.
Cierto
que este tema será abordado en el tercer debate en Mérida, Yucatán. La política fiscal tiene como propósito
establecer impuestos sencillos y simples a tasas bajas para estimular la
actividad económica y, también, de manera preponderante que haya un auténtico
federalismo fiscal, es decir, que los Estados sean los que administren y
recauden el Impuesto sobre la Renta respecto de las micros, pequeñas y medianas
empresas, tal como está en la propuesta en el Congreso, con efectos neutrales
en participaciones.
Por
lo que hace al Impuesto al Valor Agregado, tal como está en la propuesta
señalada en el párrafo anterior, reducir la tasa general al 10%, tasa en
alimentos y medicinas al 3%, con una tasa exenta en alimentos naturales y, para
los Estados hasta un 5% de impuesto al consumo. El Principio de Arthur
Laffer a que se refiere la iniciativa es que entre más baja sea la tasa
y simple su determinación, la recaudación tributaria aumenta considerablemente
reduciendo la economía informal y estimulando el crecimiento económico.
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jueves 31 de mayo
de 2018.
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