CULTURAL PRESS = PRENSA CULTURAL: El futuro presidente de México no debe confundir el verbo gobernar con el arte de robar

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

David Aréchiga Landeros

Por David Aréchiga Landeros*

Este dicho popular: "No hay mal que por bien no venga", muy

utilizado por mi abuela, a veces de veras se aplica como es el caso de los recientes sismos y ciclones que han afectado la Ciudad de México y otros estados del país, que tantos daños han causado y cuyo saldo todavía no se cuantifica, en pérdidas de vidas y daños materiales muy graves.

En el terremoto de 1985 le estalló la "bomba" al presidente Miguel

de la Madrid Hurtado, quien se vio muy mal al afrontar las

consecuencias del fenómeno, porque tardó mucho en reaccionar

Miguel de la Madrid Hurtado

mostrándose ausente ante un pueblo devastado, y lo peor estuvo en que puso el dedo en dirección de Carlos Salinas de Gortari como sucesor, quien ganó la presidencia en 1988 en un fraude escandaloso, caracterizándose su sexenio como un gobierno corrupto y cínico, dejando a Ernesto Zedillo Ponce de León como un mero parapeto y su pelele para sortear los estertores del último gobierno del PRI del siglo XX.

Los gobernantes en lo que va del siglo XXI, siempre

regenteados por el tricolor, han sido un lamentable desastre que está culminando con ciclones y sismos para no desentonar con la esencia de las administraciones que padecemos, con un presidente que de plano no ha podido salir de la barranca, por más que lo hemos tratado de sacar.

Lo bueno que nos están dejando estos desastres humanos y naturales,

es el despertar de un pueblo más crítico, agresivo y valeroso al que

ya no se le puede dar atole con el dedo, y seguramente luchará con

todo en la transición de 2018 para poner condiciones estrictas al

gobernante en turno, de cualquier color que sea o independiente,
para que ya no confundan la conjugación del verbo gobernar,
con el arte de robar.

Carlos Salinas de Gortari

Se nota la presión cuando ya algunos políticos comienzan a hablar de

órganos contra la corrupción y no de procuradores alcahuetes "automáticos",

que cubran las espaldas del presidente saliente, así como también se

toca el tema de disminuir la burocracia dorada y sus sueldos escandalosos, y últimamente se refieren a la posibilidad de aplicar el

cuantioso presupuesto electoral para cubrir los daños de estos últimos sismos y ciclones.

Solo faltaría modificar la ley para que en lo

sucesivo los partidos políticos obtengan patrocinio de sus propios votantes o simpatizantes, como lo hacen los gringos vecinos, a quienes tanto tratan de imitar cuando les conviene, y se atengan a sus propias

posibilidades y consecuencias.