FRAY ANTONIO ALCALDE
Por David Aréchiga Landeros*
Fray Antonio Alcalde nació en Cigales,
Valladolid, Provincia de
Castilla la Vieja, España, en el año 1701 y
falleció en Guadalajara,
Nueva Galicia, en 1792, por lo que este 7 de
Agosto es el
aniversario de 225 años de su fallecimiento.
Fray Antonio Alcalde |
El 12 de diciembre de 1771, a sus 70 años de
edad, llegó a
Guadalajara como Obispo de la Diócesis de la Nueva
Galicia y su labor
fue fundamental para la creación de dos
instituciones hermanas: el
Hospital Real de San Miguel de Belén y la Real y Literaria Universidad de
Guadalajara, hoy fielmente vigentes, ampliadas y
modernas, bien
adaptados al desarrollo de nuestro Estado de
Jalisco y entidades
circunvecinas.
A finales del siglo XIX nuestro historiador
Luis Pérez Verdía, así
definía el nosocomio; "Del centro del
cuadrilongo irrumpen en sistema
radiante o de estrella, seis salones dedicados para
enfermería, de las
cuales del lado oriente están dedicadas a hombres,
y las del lado este
para mujeres. Cada salón de estos tiene una longitud de ochenta
metros por siete de latitud, y en ellas 400 camas
ocupadas por
enfermos. Existen además otros salones que no están
ocupados en la
actualidad y que se utilizan en tiempo de peste;
siendo 900 el total
de camas que pueden ocuparse en todos los salones.
Dichos salones
están perfectamente aseados y ventilados, habiendo
en los espacios
triangulares extensos jardines bien cultivados...".
En mi desarrollo profesional como servidor
público en el gobierno
del Estado de Jalisco, a principios de los años
noventa del siglo
pasado, tuve la oportunidad y el honor de trabajar
en el Hospital
Civil Viejo, como ahora se le conoce, ocupando el
cargo de Contralor
de dicho nosocomio, y pude recorrer cientos de
veces ese edificio, de
dia y de noche, admirando el servicio que presta, y
en cuanto a su
arquitectura, el actual hospital civil no difiere
mucho, en esencia,
de la imagen que nos describe el historiador Luis
Pérez Verdía, salvo
las construcciones agregadas y el avance de la
ciencia médica, pues
ahí permanecen las salas que asemejan la estrella y
del centro pueden
observarse todas las camas, y en el centro, aún se
pueden celebrar
misas especiales en ese lugar, para que todos los
enfermos puedan
observar al sacerdote oficiando el acto.
El estar y convivir por algún tiempo en ese
Hospital, resulta algo
muy especial, pues se siente en el ambiente algo
inspirador que
estimula el espíritu de servicio, que todos, sin
excepciones traemos
dentro de nosotros, y ahí aflora bajo la sensación
de que Fray Antonio
Alcalde no se ha ido del todo y permanece en cada
piedra, en los
enfermos, en médicos, enfermeras y todos los que ahí
trabajan y
estudian, 24 horas de todos los días y todos los
años, acompañados
siempre del eterno Fray Antonio Alcalde.
Fray Antonio Alcalde, benefactor de los necesitados.
Precisamente, durante mi estancia en dicho
hospital, en noviembre de
1991, ese ambiente me inspiró el siguiente
acróstico a mi admirado
Fray Antonio Alcalde, el fraile de la Calavera:
F iel queda en la gente tu recuerdo,
R ico patrimonio le dejaste,
A ntiguo Hospital que tu fundaste,
Y ofreciste a salud de todo el pueblo.
A fanoso el quehacer con pura esencia,
N ítida tu imagen redentora,
T odavía se siente tu presencia,
O frenda de amor es tu gran obra,
N ecesaria en alivio de dolencias,
I nmensa voluntad firme y creadora,
O bra saturada de excelencia.
A moroso ejemplo de servicio,
L abor eficiente y duradera,
C aridad, bondad y sacrificio,
A l crear un Hospital-Escuela,
L ealtad eterna y muy sincera,
D e los pobres materia de tu oficio,
E sta gente que te ama y te venera.
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